miércoles, 12 de noviembre de 2008

JUVENTUD, DIVINO TESORO

La mayoría de los mayores criticamos a la juventud; decimos que son unos locos irresponsables que no piensan en otra cosa que no sea divertirse haciendo gamberradas y fastidiando a los demás. Es posible que, en parte, sea cierto pero ¿somos mejores el resto del mundo?
Los Niños: unos verdaderos tiranos que, en la mayoría de los casos, lo único que desean es tener a sus mayores pendientes de ellos.
Los Mayores: siempre ansiosos de dinero e hipócritas en todo momento; tomamos una copa con un conocido mientras ponemos verde a nuestro vecino y, cuando llegamos a la puerta de casa, nos encontramos con nuestro vecino y ponemos verde al conocido.
Los Ancianos: creen que, porque han vivido mucho, lo saben todo y piensan que todos deben estar a su servicio.
Yo tuve la oportunidad de trabajar durante unos meses con niños, jovenes, mayores y ancianos y siempre digo que me quedo con LA JUVENTUD.
Todo esto viene a cuento porque la otra noche viví un suceso que me hizo pensar ....
Sobre las 19,30 horas de la noche vi desde mi casa una enorme lumbre en el campo, no lejos del pueblo (tengo la suerte de ver el campo desde cualquier ventana de mi casa) y pensé: FUEGO. Mi marido y yo nos subimos al coche y nos acercamos al lugar de donde provenía dicho fuego. Pudimos comprobar que era una gran fogata, pero que no se propagaba y pensamos que alguien había querido quemar algo en su finca. Fuimos a casa de un vecino del pueblo cuya finca está por los alrededores de donde estaba el fuego, para comprobar si ellos lo habían prendido. Estando en conversación con ellos paró un coche junto a nosotros en el que iban cuatro chicas y nos dijeron que habían llamado a los bomberos, les hicimos ver que se habían precipitado un poco y se fueron.
Mientras el vecino se acercaba a comprobar si el fuego, que cada vez era menor, estaba en su finca, mi marido y yo esperamos en la calle.
Se acercaron varios vecinos. Unos decían que en este tiempo no pasa nada, que el campo está húmedo y no arde. Alguien me dijo que debería haberme estado calladita. Algunos habían estado viendo el fuego desde la tarde y no se habían movido del sofá; otros sí se habían movido, estaban intranquilos y se asomaban a la ventana para cerciorarse de que el fuego no llegaba a su casa, pero tampoco habían dicho nada a nadie.
El 112 llamó para asegurarse de si era cierta la llamada que habían recibido y se les dijo que se les avisaría cuando se supiera con certeza lo que estaba pasando.
Gracias a Dios, el suceso quedó en nada.
Cuando mi marido llamó al 112 para decir que no pasaba nada, que era innecesaria la presencia de los bomberos, le dijeron que las chicas habían vuelto a llamar para decirlo.
Luego, en mi casa, pensando, yo me preguntaba ¿que actitud es la correcta?. ¿La de esos mayores que no dieron importancia al asunto y, por consiguiente, no hicieron nada?, ¿la de esos mayores que, dando al asunto más importancia de la que tenía, se quedaron en sus casas y tampoco hicieron nada? o ¿la de esas chicas que, sin cerciorarse si era algo importante o no, actuaron alocadamente y llamaron a los bomberos?
Yo sigo quedándome con LA JUVENTUD.

1 comentario:

Fran. dijo...

Tù forma de actuar fue correcta,la
de las chicas tambien, y quizàs de otros que lo vieron tambien, por la certeza de que en este tiempo no hay peligro.
P.D. No seas tan excusà.(jeje)