jueves, 13 de marzo de 2008

ARTE

En uno de los comentarios de este, mi blog, una persona que me mira con muy buenos ojos (Hola, ¿como va esooo?), ha catalogado mi humor de cuasi "daliniano" y, oye, que te comparen con "Eungenio" Salvador Dalí, como decía Mecano, o Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí i Doménech como le pusieron sus padres (eso sí que es tener sentido del humor), no es moco de pavo.
¡El gran DALÍ!, con su gran "Guernica" ( ¡Uy!, perdón, este es Picasso), quiero decir con su gran "Dos de Mayo" (Carajo, este tampoco es). Sí, ya, este es el de los nombres cortitos: "Construcción blanda con judías hervidas", "Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista", "Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar", "Dalí, desnudo, en contemplación ante cinco cuerpos regulares metamorfoseados en corpúsculos en los que aparece repentinamente la Leda de Leonardo cromosomatizada por el rostro de Gala".
¡Ahí es ná!. Imaginación no le faltaba.
Si Velazquez (ese grande entre los grandes), con sus cuadros tan claritos, que dicen lo que dicen y ves lo que ves, levantase la cabeza y viera esas obras "dalinianas", esos cuerpos hechos trocitos, con la cabeza entre los pies, esos elefantes con patas tan enormes que pueden coger una nube con su trompa si se lo porponen, le diría: "copiabigotes, tu ¿de qué vas? ¿que te metes? chaval", a lo que, posiblemente, Dalí contestaría: "Pues nada, voy de GENIO".
Y cierto es que lo fué.
Pero, para artistas, mi sobrina.
Tengo yo una sobrina que hace unos cuadros a cruzadillo que ya quisieran Velazquez, Goya, Picasso o Dalí. Y estos tienen un valor añadido: si un pintor se equivoca en su obra, no tiene más que mojar el pincel en la pintura deseada, pasarlo por encima del error y ¡listo!. Mi sobrina no puede hacer eso; si ella se da cuenta de que hay un error en su obra, tiene que desenhebar la aguja, tirar del hilo, puntada a puntada, con sumo cuidado para que no se rompa ni se deshilache, hasta llegar al error, y luego, volver a enhebrar la aguja y rehacer lo deshecho.
Pues sí, mi sobrina también es una artista.
Y bueno, ¿para qué hablar de nadie?, yo misma, con cuatro madejas de lana y dos agujas largas te puedo hacer un jersey a medida y de diseño exclusivo, con cuello redondo, de pico, a la caja... vamos, a gusto del consumidor.
En definitiva, que no se yo muy bien si son todos los que están, pero seguro que no estamos todos los que somos.

P.D. ¡Holaaa, abuelaaa!

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